Cigarrillos de oro... ese concepto de repercusiones cósmicas que es la panacea del glamour fumeta, el Ferrari de los macarras, el traje de Super Mario que combina la estrella, el mapache, las bolas de fuego y el kart, el sueño de todo narcotraficante malote de las películas con menos presupuesto que la comunidad de vecinos de un dúplex.
Ahora ese concepto es real.

Puede haber dos resultados inmediatos: o la gente se anima y te considera el amo del lugar o la gente se anima y te da una paliza por chulo (o, como dicen en Japón, un bukkake sólido).
Sea uno u otro, está claro que uno llama la atención con esto. La opinión que puedan tener los pulmones al respecto podrá ser considerada después, más o menos en el momento en el que aprendan a hablar.