En una clínica de Tokio usan caracoles vivos en la cara de los pacientes porque las propiedades de sus babas rejuvenecen la piel. Este tratamiento de belleza cuesta más de 200 euros y la sesión es de una hora.
Al parecer, ponerse cinco caracoles en la cara te deja la piel como nueva. Y es que la baba de caracol tiene propiedades anti-edad y ayuda a la piel a retener la humedad y a retirar la piel muerta.